Woodstock 99 -- El dia que el sueño murio

Woodstock 1999, llevado a cabo del 23 al 25 de julio de 1999, fue un festival de música, realizado con el fin de conmemorar los 30 años del Festival de Woodstock de 1969. Como los conciertos anteriores con el mismo nombre, fue realizado en una base abandonada de la fuerza aérea en Rome, Nueva York, y arrancó el viernes 23 de julio ante una audiencia de más de 200,000 asistentes principalmente blancos, clase medieros y suburbanos, es decir aquellos capaces de comprar un boleto por $150 dólares y que pudieron mantenerse durante tres días de paz, música y amor comprando botellas de agua a 4 dólares y pedazos de pizza de $6. En esta ocasión las puertas a prueba de portazo y la rigurosa vigilancia impidieron que como en las ediciones anteriores entraran centenares de colados. No obstante las fuerzas del orden oficiales y el Peace patrol no pudieron impedir que al término del evento, mientras tocaban los Red Chili Hot Peppers, se desatara el caos y que algunas de las 100,000 velas de la paz que repartió la fundación de caridad Pax, fueran usadas para encender tarimas, bocinas, aparatos eléctricos, partes del escenario y un Mercedes Benz. Centenares de asistentes consideraron que el fuego sería el equivalente del lodo en los otros Woodstocks por lo que comenzaron a bailar entorno a él. Pero luego atacaron tráilers y puestos de comida que robaron y destruyeron. Más de una hora después de que comenzó el motín entraron la policía y los bomberos a apagar incendios, dispersar a la multitud y a restablecer el orden. En todo caso y por suerte el saldo no fue muy impresionante ya que sólo hubo heridos leves y únicamente arrestaron a siete jóvenes.

Estos son los primeros hechos de violencia que tienen lugar en el contexto de un festival Woodstock, no obstante este concierto fue distinto en todos sentidos a los anteriores. El primero, en 1969, fue como todos sabemos el mega evento de la era del flower power, el segundo, en 1994, fue la autocelebración complaciente y extasiada de la multitatuada, pluriperforada y super mediatizada generación X. El tercero fue un agrio espectáculo en que las fuerzas del mercado terminaron por apropiarse del “concepto” Woodstock™, al cual trataron de revitalizar mediante inyecciones de hip hop y funk (entre los grupos veteranos invitados destacaron el Padrino del soul, James Brown y el genio funkadélico, George Clinton). Las tres ediciones se han presentado como eventos contraculturales, no obstante la definición de contracultura ha cambiado notablemente en los últimos treinta años. Mientras el primero fue una manifestación relativamente vital del espíritu contestatario de la ya para entonces en decadencia generación hippie, el segundo determinó la incorporación del rock alternativo al mágico mundo de MTV y los Pagos por Evento. El tercer Woodstock por su parte tiene el cuestionable mérito de haber cumplido con las peores expectativas al erigirse en el superconcierto de la generación de las matanzas de Littleton y Paducah, de la generación de la impunidad.

Algunos culparon a los altos precios y las pésimas condiciones de higiene (el agua de los excusados portátiles inundó varias zonas, incluyendo algunas donde había tiendas de campaña, así mismo contaminó algunos de los pozos de agua potable) de haber provocado el caos. No obstante como señalaron varios medios de comunicación, mientras tenía lugar el saqueo, varios puestos seguían vendiendo agua, recuerdos y comida a la luz de las hogueras. También muchos culparon a la organización por tolerar que los grupos presentaran sets ultra breves, también se canceló el rave de toda la noche prometido para el cierre del concierto y se corrió deliberadamente el falso rumor de que un super grupo se presentaría por sorpresa después de los Red Chili Hot Peppers, se especulaba que serían los Rolling Stones (incluso había quienes decían haberlos visto en una taberna en Rome) o Crosby, Stills , Nash y Young, reunidos especialmente para este evento.

Woodstock 99 fue un evento hiperreal, un virtual museo de reliquias con maquinas de video, escaparates de memorabilia y pantallas gigantes en las que se mostraban atisbos del lodoso primer Woodstock. Como en la edición de 1994 este Woodstock, a pesar de su nombre, no tuvo el menor atisbo de ideología o mensaje político. Woodstock 99 se presentó como la legitimación de la experiencia televisual y la reafirmación de que sólo las experiencias validadas por los monitores son dignas de recordarse. No por nada miles de asistentes hacían colas durante horas fuera de la tienda de “nuevos medios” para enviar correos electrónicos a sus amigos y conocidos tan sólo para decirles que estaban en Woodstock; así mismo muchos de los entrevistados durante el zafarrancho final declararon que estaban ansiosos por llegar a casa para ver como se veían los fuegos en la tele.