Mothman
A newell Partridge se le amargó la noche. Cansado, apuraba la cena frente al televisor. Ya no recuerda ni que estaba viendo, sólo que la imagen se tornó blanca y aparecieron unas rayas grises. Unas malditas interferencias en las que apenas pudo reparar, puesto que su sabueso, Bandit, comenzó a aullar en la puerta de la vivienda. Newel no pudo frentar el ímpetu de su compadre, se puso una chaqueta y salió con él al exterior... apenas dio unos pasos y vio cómo los ojos de Blandit se clavaban en el granero. Prendió su linterna y enfocó hacia allí. El pánico le hizó quedarse clavado. A unos cien metros había dos ojos color sangre, grandes, infernales, dos ojos como nunca había visto y que le miraban fijamente. Cuando quiso reaccionar, Blandit ya corría como poseído hacia ellos. No pudo ni ir en busca de su perro; sólo se le ocurrió coger un revólver y sentarse en el suelo, tembloroso, junto a la cama. Y así pasó el resto de la noche hasta que llegaron las primeras luces del amanecer. Entonces, algo más calmado, salió de nuevo de su casa, en busca de Blandit. Localizó sus huellas, y siguió el rastro hasta que desaparecían abruptamente...
Blandit nunca apareció. Y Newell se convirtió en el primero de los testigos de la aparición de un ser mostruoso, de dos metros de altura, dotado de dos alas enormes y sin rostro aparente, salvo dos ojos rojos. Un ser al que sus vecinos de Point Pleasant, en el estado de Virginia Occidental muy cerca de la frontera con Ohio, bautizaron como Mothman, el "hombre-polilla".
Un intruso en los cielosEl encuentro de Newell tuvo lugar el 14 de noviembre de 1966. Durante los siguientes meses, más de cien vecinos de esta tranquila localidad de 5.000 habitantes, vieron al Mothman, una criatura que -decían- era capaz de volar a más de 100 Km./h. Persiguió automóviles e inquieto profundamente a sus habitantes. Pero hoy Point Pleasant es una meca del misterio donde todos los días alguien acude a un edificio en ruinas que se encuentra en las proximidades del pueblo que antaño, en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, fue el depósito de miles de kilos de explosivos TNT. Allí se produjeron algunos de los más destacados encuentros con el Mothman. Pero nadie puede olvidar que muchos de los que vieron a la criatura murieron el 15 de diciembre de 1967 cuando hacia las cinco de la tarde, el puente que salva el rio Ohio muy cerca de Point Pleasant se derrumbaba en su hora punta. Los coches calleron a las aguas heladas del río y 38 personas perdían la vida en la tragedia.
Veinticuatro años después de aquel encuentro, otro hombre pasó la noche en vela inquieto por el Mothman. Richard Hatem peleaba contra el teclado de su ordenador, tratando de resolver su último guión cinematográfico. Pero la inspiración andaba por otros lares y decidió, también él, ponerse la chaqueta y salir a dar un paseo. De repente vió unos ojos rojos como la sangre que le sorprendieron. Fijó su vista en ellos... y se los llevó. "Señorita -le dijo a la dependienta de la librería nocturna en la que se encontraba- ¿me podría cobrar ese libro?" Ya en su casa, puso sobre la mesa esa obra en cuya portada lucía una criatura mitad pájaro con dos poderosos ojos rojos. Se trataba del libro de The Mothman prophecies (Las profecías del Mothman) del escritor norteamericano John Keel quien, cuando ocurrieron las apariciones de la criatura, puso sus pies en Point Pleasant para investigar los hechos. El libro fue consumido por Hatem esa misma noche...
Hechos realesLos llamados humanoides alados llevan más de un siglo surcando los cielos. El mismo Keel recuerda la noticia que se publicaba el 12 de Septiembre de 1880 en New York Times refiriéndose a la aparición en Brooklyn de un hombre con alas de murciélago que volaba dando grandes brazadas. Este tipo de apariciones, descritas por testigos dignos de crédito, no han dejado de producirse desde entonces, aunque nunca con tanta intensidad como en Point Pleasant a finales de la década de los sesenta.
Acoso en Point PleasantAl día siguiente de la experiencia de Newell Partridge, se produjó una nueva aparición del Mothman, esta vez cerca del depósito de TNT. Los testigos eran los matrimonios Scarberry y Mallette, que circulaban en automóvil junto a la abandonada central cuando frente a ellos adivinaron la presencia de los dos ojos rojos. Pero pronto vieron algo más: se trataba de un ser de dos metros, de cuerpo humano pero con dos grandes alas, que cuando percibió la presencia de los intrusos dio media vuelta tratando de buscar refugio. Los testigos, aterrorizados, pisaron el acelerados y se dirigieron a Point Pleasant a 160 Km./h. Pero el Mothman les siguió sin mover las alas, y desapareció posteriormente en un abrir y cerrar de ojos.
Y día tras día, el Mothman siguió apareciendo; incluso en pleno vuelo, como aseguraron cuatro pilotos de la cercana localidad de Gallipolis, en Ohio, quienes vieron a la criatura desplazarse a más de 100 KM./h. la noche del 4 de diciembre. Días después, el 16 de diciembre, el señor y la señora Wamsley, paseaban no lejos del área de los encuentros, que pronto se conoció como "la casa del pájaro". De pronto unos ruidos... Y lo vieron: estaba sobre el suelo levitando, con su aspecto humano, con sus alas y, claro, con esos ojos rojos que cubrían su rostro. Esos ojos han objeto recientemente de un curioso análisis zoológico efectuado por Robert Goerman. Partía de un hecho fundamental: los ojos del Mothman sólo se hacían visibles cuando recibían algún tipo de fuente luminosa. Es decir, que eran algo así como reflectores. Para que ésto suceda la criatura debe poseer una capa ocular llamada tapetum lucidum, que es algo así como una retina reflexiva. "Este tipo de ojos están diseñados para ver en la oscuridad, ya que esta capa les permite captar mucha luz", señala Goerman. Además, los testigos explican que los dos ojos parecían estar muy separados entre sí... Goerman lo justifica: "Esta separación y el resto de características le atribuyen una muy buena composición dela escena en tres dimensiones". Por tanto, el Mothman parece un ser muy bien capacitado para ver de noche.
Llegan los hombres de negroTodos los testigos describieron a la criatura como de dos metros de altura y que emitía un chirriante sonido, como el de un motor ahogado. Pero pese a la extraordinaria horripilancia del Mothman, algunos observadores sintieron algo que podría asemejarse a la empatía. "Me transmitía una sensación de lástima", dijo Linda Scarberry, otra de las inmuerables testigos. Además, Keel percibió una constante en las apariciones del Mothman: las "víctimas que sufrían su presencia eran, en muchos casos, mujeres que atravesaban el periodo de mestruación. Es más: uno de los coches que persiguió fue una ambulancia que portaba sangre para transfusiones... ¿La cuidaba o la amenazaba?
John Keel recogió hasta un centenar de testimonios. En algunos casos se producían paralelamente avistamientos de OVNIs. Para él, ambos fenómenos estaban relacionados, como también el hecho de que muchos testigos que habían tenido encuentros con el Mothman sufrían desde entonces en sus domicilios episodios típicos de poltergeist.
Pero los fenómenos de Point Pleasant se tornaron cada vez más complejos. Keel descubrió que muchos de los observadores del Mothman sufrieron posteriormente encuentros con un hombre vestido de negro y aspecto oriental que le interrogaba sobre sus experiencias. Un tipo de visitas que nos recuerda a los famosos Hombres de Negro, muy populares en aquellas fechas. Personajes que para unos eran agentes de los servicios secretos que pretendían ocultar la "verdad" y para otros procedían del mismo "universo" que los fenómenos paranormales.
La profecía del MothmanAl tiempo que investigaba todo ésto, Keel comenzó a recibir llamadas extrañas. Además de él, otros estudiosos aseguraron lo mismo. Los misteriosos interlocutores parecían querer aletarle de una tragedia que se avecinaba en Point Pleasant... Dijeron hora y día, pero Keel no se lo creyó. Hasta que a la hora -las cinco de la tarde- y el día -15 de diciembre de 1967- señalado llegaron y el puente The Silver Bridge se venía abajo truncando la vida de 38 personas. Muchos pensaron que fuerzas ocultas relacionadas con la criatura actuaron para sembrar la muerte. Lo cierto es que, oficialmente, fue la fatiga del metal lo que provocó el derrumbe. Y el humanoide alado de Keel, que tras aquello dejó de verse, y las fuerzas extrañas que asomaron a este mundo en medio de aquellos sucesos, parecieron anunciarlo.