En aquellos tiempos, cuando los oceanos separaron el Atlantis, y surgió el amanecer de los soles de Aries, hubo una época increible en la que Conan estaba destinado a llevar la joya de la corona de Aquilonia sobre unas tierras en peligro. Sólo los suyos fueron los que muy particularmente pudieron contar su saga. Yo quiero contar todo sobre aquella época de suma aventura...
Las cenizas cubrían toda la tierra y la sangre se convertía en nieve, quien sabe para qué vinieron... para robar o para asesinar, nunca se sabrá. Venían cuando todo estaba cubierto por la oscuridad y los niños dormían sin saber de peligros. Nunca pensaron que mi señor sobreviviría a aquella matanza y llegaría a mayor de edad...
Ya no le importaba, la vida y la muerte le daban igual. Tan sólo las nubes estarían allí para recibirle con esplendor y gloria. Empezó a comprender cual era su verdadero poder. Llegó un momento en que sus victorias no pudieron ser sumadas fácilmente, fue llevado al Este donde los mejores maestros le enseñarían los más profundos secretos. El lenguaje y la escritura fueron puestas a su alcance, la poesía de Khitai, la filosofía de Sung... también conoció el placer de las mujeres, le concedían aquellas más delicadas y agraciadas. Pero, siempre y por encima de todo, estaba la disciplina del acero.
Era un auténtico Hijo de Crom
Crom, jamás te había rezado antes, no sirvo para ello. Nadie, ni siquiera tú recordarás si fuimos hombres buenos o malos, por qué luchamos o por qué morimos. No... lo único que importa es que dos se enfrentan a muchos. Eso es lo que importa. El valor te agrada, Crom, concédeme pues una petición, concédeme la venganza. Y si no me escuchas....vete al infierno !!!.
Ya no somos lo que fuimos pero seguimos siendo, y seremos.
¡¡Por Crom!!