Las noticias que llegaban sobre sus adicciones a los medicamentos y a la heroína, y sus entradas y salidas de clínicas de rehabilitación no hacían prever este fatal desenlace: el cuerpo de Philip Seymour Hoffman ha sido encontrado esta mañana en su apartamento de la calle Bethune en el neoyorquino barrio de West Village.La policía de Nueva York está investigando las causas de la muerte. El cadáver ha aparecido en el baño con una jeringuilla clavada, a su lado restos de lo que parece heroína en un sobre, y lo encontró un amigo, con quien había quedado, a las 11.30. En The New York Times, un oficial de la policía asegura: "Está bastante claro que fue una sobredosis. La jeringuilla estaba en su brazo".
A sus 46 años, Seymour Hoffman estaba considerado uno de los más brillantes actores actuales. Ganador del Oscar por Capote, candidato tres veces más con La guerra de Charlie Wilson, La duda y The master, también tuvo una fructífera carrera en teatro: compitió dos veces por los Tony. Y en televisión también estuvo dos veces compitiendo por el Emmy. "Soy un perfeccionista, un problema si eres actor. Cada entrada en escena es la primera vez. Yo no repito tomas, sino que vuelvo a hacerlas. Son conceptos diferentes", contaba en una entrevista en el suplemento Tentaciones.
Durante toda su carrera este actor neoyorquino de cuerpo rechoncho, más alto de lo que parecía en pantalla e indudable bonhomía, luchó por la originalidad. Por mucho que se supiera que salía en el reparto, Hoffman, que se dejaba o quitaba la barba según lo pidiera el papel, desaparecía en favor de la película. Y si no, no hay más que recordar al periodista de Casi famosos, al técnico de sonido homosexual en rodajes porno de Boogie nights, al cura lascivo de Cold mountain, el enfermero de Magnolia, a su Truman Capote, al malo de Misión: Imposible III, al oficial de la CIA de La guerra de Charlie Wilson, al ambiguo padre Flynn de La duda, al entrenador de béisbol ajado de Moneyball, al cínico asesor político de Los idus de marzo o al hipnótico creador de una secta en The master. Si hubiera que escoger un intérprete de Hollywood del que podíamos esperar grandes trabajos en el futuro, ese era Hoffman, que aún así entendía la importancia de la colaboración. En una entrevista en EL PAÍS, el hoy fallecido aseguraba: "Los actores no competimos. Si caes en ese pique tu interpretación será nefasta. Es imposible un buen trabajo sin el apoyo de tus compañeros. Hay quien dice que actuar es como hacer el amor. Tampoco estoy de acuerdo. Es demasiado simplista pensar que actuar es lo mismo que seducir".
En mayo, Hoffman ingresó durante 10 días en una clínica de desintoxicación. Él mismo contó a la web 'TMZ' que estaba enganchado a las pastillas y que había estado esnifando heroína. Algo que le recordaba a su paso estudiantil, ya que mientras estudió en la Universidad de Nueva York ya se dio a varios excesos, que cortó radicalmente tras graduarse a los 22 años.
Hijo de un exejecutivo de Xerox y de una abogada, Philip Seymour Hoffman nació el 23 de julio de 1967. Su voz, que fue tornándose más grave con la edad, y su físico le ayudaron a encarnar papeles de mayor edad que la suya. Desde el instituto tuvo claro que lo suyo era actuar: ya en 1984 asistió a la escuela de teatro de la New York State Summer School of the Arts. Y al acabar el instituto participó en el Circle in the Square Theatre, un curso de actuación de verano. En 1989 se tituló en Interpretación en la la Tisch School of the Arts de la Universidad de Nueva York, donde fundó la compañía teatral Bullstoi Ensemble, junto a Benneth Miller, que años después le dirigiría en Truman Capote y en Moneyball. "A excepción de un par de años que me mudé a Los Ángeles por una relación sentimental, he vivido siempre en Nueva York y tiene su razón de ser. Es la capital del teatro. Pero también me gusta el cine. Me gustan las palabras desde antes incluso de aprender a leer. Y la voz. Soy muy consciente, en mis papeles, del tono de voz. Envejezco y mi energía y mi cuerpo son diferentes. Pero tengo las mismas inseguridades o la misma certeza en mi trabajo que tenía antes". Esa consciencia del material con el que contaba le hizo centrarse en una carrera repleta de secundarios, de personajes de esos que se comen a dentelladas a los protagonistas, los famosos robaplanos. "¿La gente? A veces me identifican con mis personajes, pero no saben quién soy".
Tras licenciarse, participó en un episodio de la serie Ley y Orden. En 1992 ya trabajó en cuatro películas, y la primera que estrenó fue Esencia de mujer. Entre esa decena de personajes secundarios de mitad de los noventa -Twister, Cuando un hombre ama a una mujer, La huida- está el que interpretó en Hard Eight, Sidney, la primera película de Paul Thomas Anderson, su director fetiche: ha estado en cinco de sus seis largometrajes. Llega la explosión de Hoffman: Boogie nights, Próxima parada Wonderland, Magnolia, El gran Lebowski, Happiness, State & Main, Casi famosos y El talento de Mr. Ripley.
El siglo XXI lo inició con Con amor, Liza, un filme independiente rodado con 900.000 euros, escrito por su hermano Gordy y dirigido por su amigo Todd Louiso, en el que encarnó a uno de sus pocos protagonistas. Entre la treintena de trabajos de estos últimos 13 años están Embriagado de amor, Cold muntain, Y entonces llegó ella (todo actor tiene un borrón), Misión: Imposible III, la última noche... Y en 2005 Truman Capote, que le reportó un oscar más que merecido.
Recorrer su carrera es asistir a grandes títulos, a colaboraciones con enormes directores, como la que le unió con Sidney Lumet en Antes que el diablo sepa que has muerto, o con Richard Curtis en Radio encubierta.
En esa búsqueda de guiones y películas distintas, como Synecdoque, Nueva York o Increíble pero falso, siempre fue de la mano de Paul Thomas Anderson, que le regaló el papel de Lancaster Dodd, el fundador de una secta con evidente paralelismo con la Cienciología, en The master.
Sus dos últimos estrenos en España han sido El último concierto, en el que encarna a un segundo violín de un talentoso cuarteto de cuerda, y Los juegos del hambre: en llamas, una serie que tendrá que replantearse ahora cómo retomar su personaje. Recién estrenada en Estados Unidos queda God's pockett, y pendiente aún de su lanzamiento comercial está la que puede que sea una enorme y postrera interpretación: la que regalaen A most wanted man, thriller dirigido por Anton Corbijn. Ambas fueron proyectadas en el pasado festival de Sundance.
Hoffman tenía tres hijos, el mayor de diez años, con la diseñadora de vestuario Mimi O'Donnell.
Pues nada, otro gran y demostrado talento que se va a tomar por culo por las drogas.
Descanse en paz.