Aviso: En esta entrada se recoge la opinión personal sobre el mismo autor. No se intenta dar lecciones de vida ni enseñar algo que no se sepa. Si te sientes ofendido, es problema del lector porque no se busca esa reacciónAviso 2: Tocho incomingNo sé ni por donde empezar. Tenía intención de escribir esto en cuanto terminase la experiencia offline pero entre la falta de tiempo, desgana y cambio de prioridades no he sido capaz. Tenía muy claro cual era el mensaje, lo veo día a día, así que voy a intentar capturar la esencia.
La tecnología hoy día nos permite estar todos conectados, informados al momento, localizados voluntariamente. Son una minoría los que no tienen smartphone, cuenta en alguna red social o acceso a internet. Por la mayoría son señalados como tipos raros anclados en el pasado que no quieren evolucionar. Estoy empezando a pensar que son los que van por buen camino.
Reconozco que estoy sufriendo una especie de síndrome ex-fumador. Aquella en la que el tipo que deja el cigarro señala con el dedo a los que siguen con él. Trato de no ser tan hipócrita pero también intento ampliar un poco el horizonte a los demás.
Somos esclavos de una pantalla, estamos con un grupo de gente y nos aislamos para contestar mensajes o revisar si hay alguno nuevo. Hace un par de noches estuve cenando en una pizzería. Al lado nuestro había una pareja y uno de ellos tenía el móvil encima de la mesa y lo miraba constantemente mientras hablaba con el acompañante. Después, ambos estuvieron un rato cada uno a su trasto. Tan cerca y tan lejos el uno del otro. ¿No hay otro momento para mirar el Facebook, Twitter o lo que sea?
Por la calle vamos andando mientras miramos el teléfono sin apenas prestar anteción al tráfico, a la gente que se cruza contigo, a cualquier detalle importante... Repito que no escondo la mano, yo también lo he hecho y ahora que levanto la mirada de la pantalla, lo veo con bastante horror. Una cosa es mientras esperas el transporte público o viajas en él pero lo de ir andando y consultando lo que sea... Lo más bestia que he visto ha sido un tipo andar con el portátil mientras veía vídeos, pero entiendo que esto es un caso extremo.
También estamos constantemente localizados. Ya sea por la geolocalización o porque lo pones en cualquier red social. Sales de fiesta y las fotos en el Facebook. Tomas un helado y lo marcas en Foursquare. Te vas a cagar y lo publicas en Twitter. Yo he subido gatos, comidas, compras... Todo innecesario. De hecho me he dado de baja en Facebook. No me interesa que mi tía del pueblo o los amigos del cole se enteren de que me he tomado una cerveza. Tengo Twitter pero lo uso exclusivamente para hablar de juegos, pelis, series y poco más. Nada de vida real. Y tampoco estoy todo el tiempo metido, dos consultas al día desde el móvil y esperando reducirlas más (veo a gente ultra enganchada que incluso se ofende si les dejas de seguir o borras del FB).
Esto último es una cosa que me hace gracia, lo de estar siempre localizado. Es algo voluntario pero ¿qué pasaría si fuese algo impuesto? Si estuviésemos en algún tipo de régimo ultra duro que nos obligase a fichar cuando vamos al Game, al Mediamarkt, cuando nos tomamos una cerveza, cuando vamos a comer. Suena conspiranóico pero nos tienen totalmente controlados y no hace falta obligarnos.
Durante el apagón me di cuenta de que el tiempo que invertía en internet, lo podía dedicar jugando, leyendo o reordenando cosas (y que la batería del iPhone puede durar hasta tres días). Por eso, cuando volví a conectarme cambié las prioridades. Me di de baja en muchos hilos para tener notificaciones de sólo los que me interesaban realmente. En lugar de bucear por la red buscando alguna tontería para leer, me pongo a jugar a alguno de los más de 500 juegos que tengo pendientes. Silencié todos los grupos del Whatsapp para no distraerme durante el trabajo o cuando esté con alguien.
Nunca me he considerado una persona que esté demasiado tiempo en la red pero ahora me siento como liberado. Ya no estoy atado a un cable invisible. Alguien me ha comentado alguna vez que pondría en práctica algo parecido pues necesita descansar de las muchas tonterías que se hablan en internet (y el 90% son muy tontas). La realidad se acaba deformando y luego se sufren las consecuencias.
Igual algo se me queda en el tintero pero a todo aquel que lea este tochazo, recomiendo que haga algo parecido y saque sus conclusiones. Que levante la mirada de la pantalla y se atreva a dar al botón de off o tirar del cable durante una semana (o más). Antes de que se nos vaya de las manos...
Un saludo.