La historia da, como mínimo, para una teleserie de fin de semana. Dana Martin, un preso de 45 años que cumple condena en el estado de Nuevo México por el asesinato de una joven de 15 años, planeó desde la cárcel estrangular a Justin Bieber, cortarle los testículos y posteriormente venderlos por 2.500 dólares.
La causa de su saña: que Bieber no contestara a las numerosas cartas que le había enviado. Para su plan contaba con la colaboración de un antiguo reo, Mark Staake, quien con la ayuda de su sobrino Tanner Ruane debía llevar a cabo este macabro acto durante uno de los conciertos del artista teen en el Madison Square Garden de Nueva York. No obstante, arrepentido del ‘encargo’, Martin decidió avisar a las autoridades de su plan en el último momento.
Tanto Staake como Ruane están bajo arresto policial acusados de varios cargos de conspiración para cometer asesinato. De momento ni Bieber ni sus representantes han querido pronunciarse al respecto de esta macabra historia.