A medida que la oscuridad se cernía sobre los tejados de la ciudad, la gente dejaba sus quehaceres, los jóvenes entraban en sus casas y todo el mundo se dirigía al calor del hogar.
El toque de queda ya quedaba cerca incluso mucho antes de la noche cerrada que ahora se cernía sobre la capital de la U.R.R.S. y en sus calles solo deambulaban algunos guardias y los consabidos vigías.
Pero había algo más, una sombra caminaba ágilmente sobre los tejados de la ciudad, arriesgando su propia vida para cumplir su objetivo, encontrarse con el presunto desertor americano en un viejo burdel frecuentado por altos mandos del ejército soviético.
Con paso firme pero sigiloso, consiguió burlar a varios vigilantes y llegar cerca del punto de encuentro, en un desvencijado callejón en la parte trasera del burdel donde se amontonaban, además de los escombros, todas las miserias de aquel lugar.
Escondida tras un viejo vehículo, esperó al desertor y éste no se hizo esperar demasiado tiempo. Cuando vio que era seguro, arrojó un guijarro para llamar su atención, y a fe que lo consiguió.
Él, con un gesto que denotaba seguridad, le pidió que le siguiera. Ella se sorprendió al ver como escalaba las paredes de la vieja fundición que había al lado del burdel mientras le hacía una señal inequívoca, se verían en el tejado.
Cuando ella llegó, él no estaba, así que se dispuso a buscarlo en silencio para soprenderse cuando notó algo frío y puntiagudo en su espalda. Se giró rápidamente y con un certero movimiento acertó a dar a esa sombra, le hizo un arañazo en el rostro.
-Vaya, vaya -dijo con tono burlesco- eres más rápida de lo que me dijeron...
-¿Quién es tu madre? - preguntó ella.
-La Madre Rusia, obviamente. Bueno, y como sabrás "tenemos" muchos hermanos, Anna.
Se sintió realmente ofendida al escuchar su nombre, su verdadero nombre.
-Ya lo sé, John -replicó en tono burlesco.
-Bueno, supongo que sabes lo que he venido a hacer aquí, ¿verdad?
-Sí, ya me han informado. Al final lo de Dallas salió como esperábamos, menos mal.
-Fue costoso. Y tendrá consecuencias.
-¿Qué dijo nuestro tovarisch? ¿Aceptó de buen grado?
-Sí, ya sabes que Lee haría lo que fuera por nuestra causa.
-Bueno... -ella cambió el tono a uno más serio-, ¿Qué se siente al estar muerto, John Fitzerald Kennedy?
-Oh, Anna, como si no lo supieras - dijo usando un tono condescendiente.
-¿Has traído lo que prometiste? -inquirió
-Claro que sí, ¿quién te has creído que soy?
John se echó mano al bolsillo y sacó una caja. Contenía un objeto esférico y brillante, con una luz tan cegadora que habría alertado a cualquiera que pasara por ahí si lo llega a tener una décima de segundo más a la vista.
-El Fruto del Edén. ¿Ya no queréis nada más? -preguntó John.
-No, está todo - replicó Anna.
La expresión de John cambió, lo inundaba una profunda tristeza.
-Y ahora...
-Si John, para finalizar tu misión ahora...
-... debo morir, lo sé -dijo apesadumbrado, acabando la frase de Anna.
Anna sacó un puñal de su faltriquera.
-Así debe ser, para que la historia siga su curso.
Clavó el puñal en el corazón de John, sin oponer éste resistencia alguna.
-Has servido bien a La Hermandad John, serás recordado durante generaciones aunque lamentablemente será porque fuiste asesinado por un francotirador en Dallas. La gente no podrá nunca saber la verdad sobre tu muerte, sobre como conseguiste ayudarnos a salvar el mundo y todos los sacrificios que tuvimos que hacer.
Siempre te he querido John, supongo que volveremos a vernos algún día. Dosvedania, amor mío. Requiescat in Pace.
Anna cojió la caja que contenía el Fruto del Edén y se fue, tan en silencio como vino, a cumplir con su destino.
Lo tenía desde hace un tiempo escrito en un .txt y he decidido corregirlo y compartirlo, animándome para ello el hilo abierto por Note
Obviamente está basado en Assassin´s Creed, y fue fácil escribirlo ya que la saga da para bastantes historietas interesantes.
Ya me diréis si os gusta