Se cumplen 40 años de la muerte de Bruce Lee, un actor legendario, un icono global, intergeneracional e intercultural. Su personalidad desborda al intérprete y al experto en artes marciales. Su imagen se revitalizó gracias a una exitosa campaña publicitaria de BMW que rescató al personaje para millones de personas y popularizó una frase (Be water, my friend) que sorteó la implacable trituradora del doblaje como muy pocas más lo consiguen en España (Yes, we can también lo ha conseguido).
En otro orden de cosas, este mismo mes de julio se informaba en EL PAÍS de que otra campaña publicitaria destinada al mercado chino utilizaba la imagen de Bruce Lee, y en este caso se obraba el milagro de que reviviera en pantalla gracias a sofisticados efectos visuales. Como el anuncio es de un güisqui, la asociación de su figura con esta bebida alcohólica no ha sido recibida con unanimidad entre la legión de admiradores que conserva.
El año pasado, Ángeles Espinosa glosaba la figura de Bruce Lee con motivo de la asociación empresarial de Bruce Lee Enterprises, la compañía familiar que explota de los derechos del actor, con el perfumista Chkoudra Paris para crear unas fragancias dirigidas al mercado de Dubái. Todas para hombre y cada una de ellas representando diferentes lemas e ideas expresadas por Lee: Anger blinds (El odio ciega), Be water (Sé agua) y Don't think, feel (No pienses, siente). Dirigidas al segmento medio del mercado, su precio sería equivalente a unos 12 euros.
Sirva de muestra de la enorme atracción e influencia que conserva su personalidad el hecho de protagonizar memorables campañas publicitarias 40 años después de morir. De hecho, se le considera como una de esas celebridades que consiguen generar ingresos después de muertas. Este artículo de The New York Times se adentra en esta cuestión y concluye que precisamente la figura de Bruce Lee tiene todavía un enorme recorrido por delante para su explotación comercial por todo el mundo.
¿Qué decir de sus películas? Desde este blog, la mejor contribución será recordar lo que se ha escrito en EL PAÍS de ellas. En 1991 se publicó en la sección de Televisión esta pequeña crítica de Furia Oriental: "Uno de los carismáticos filmes de Bruce Lee, dirigido por el mismo realizador de Kárate a muerte en Bangkok, narra la consabida lucha entre dos grupos y despliega todo el kárate del mundo, para goce de los númerosos fans del género. Género que aquí, no llega a convertirse en subproducto pués el guión tiene mínima consistencia, la realización cierta orientación y Lee el magnetismo que le hizo un mito." La firmaba Jordi Batlle.
El mismo autor firmaba la crítica que un año antes se publicó de Operación Dragón: "Uno de los tres títulos -y el mejor- que constituyeron la gloria efímera de Bruce Lee. Es un filme de kárate, por descontado, pero ante todo un filme de agentes secretos de acento bondiano, eficaz, ameno y grácil."
En 1992 se publicó una crítica, menos amable, de Combate sin fin, interpretada por Bruce Lee. Como el resto de las recordadas, se publicó en las sección de Televisión y pueden reproducirse completas sin empacho: "Bruce Lee y un compinche se rompen la osamenta por una mujer. No hay quien lo entienda porque, primero, uno pensaba que Bruce Lee disfrutaba más con la compañía de los jóvenes a los que apalea y, segundo, porque no hay mujer en el planeta que se deje seducir por semejante pelmazo."
Las críticas descalificaban unas películas que protagonizaba Bruce Le, un imitador que aprovechó el filón del auténtico Lee tras su muerte. Veamos un ejemplo. Golpes mortales mereció este comentario en 1992: "Para golpe mortal, el que recibirá todo incauto que encienda el televisor y tropiece con los mamporros sincopado-espasmódicos del siniestro imitador de Bruce Lee. La supuesta intriga presenta la guerra entre un tal Feu Ti Hu y otro que se dice Chang Le. Decir siniestra es poco y, para colmo, es una secuela de Bruce and Shaolin Kung Fu."
Finalizamos el recorrido, no exhaustivo, con tres críticas de Karate a muerte en Bangkok. Esta película la protagonizó el genuino Bruce Lee. Una fue publicada en 1994. Decía así: "Un documento cinematográfico dedicado a los amantes del cine de acción aderezado con espasmos karatekas: supuso el debú de Bruce Lee -aquí en la piel de un joven que viaja a la gran ciudad y se ve envuelto en una trama de narcotraficantes- y se mantiene como una de las producciones más populares del género. Realización sincopada, ralentís en los momentos de combates, picados y otros delirios cutre-visuales acompañan al héroe de ojos rasgados y puños de acero. Se ve y dan ganas de romper la tele a golpe de llaves maestras."
La segunda, del año 1995, de la misma película y más concisa: "Bruce Lee, en compañía de un blanco y un negro, reparten kungfuzazos a derecha e izquierda sin moverse del sitio. Buen presupuesto, argumento no muy descabellado y, a decir de los fieles, su mejor película."
Para terminar, una publicada en 1998. Su autor, Fernando Morales. Decía así: "Acostumbrados a ver bodrios protagonizados por estrellas de tres al cuarto -véase los Van Damme o Dolph Lugdren de turno-, una cinta de artes marciales muy conseguida que encumbró a la categoría de mito al idolatrado Bruce Lee. Buen presupuesto y atractivas escenas de acción para el mejor título del actor oriental. Sus incondicionales no pueden perdérsela."