A casi todos nos gusta que los videojuegos sean algo más que pulsar botones a lo loco.Fuente
Si estamos en un juego de combates, nos gusta ganar por nuestra habilidad, no porque nuestro personaje lo haga todo él solo. Si estamos en un juego de carreras, no debe ser muy divertido que los rivales no superen los 10 Km/h. Ganar 20-0 en un simulador de fútbol debe ser lo más aburrido que hay.
Sin embargo, hay veces en que los programadores se emocionan, y crean juegos o situaciones que son todo lo contrario. Del mismo modo que ganar 20-0 no es divertido, perder por ese resultado tampoco debe serlo.
Lo sé, hay mucha gente que disfruta más de un juego si este supone un auténtico reto. Hay gente a la que le divierte cruzar una y otra vez el mismo pasillo y luchar una y otra vez contra el mismo enemigo. A mí no. Es más, hay pocas cosas que odie más en un videojuego que eso. ¿Dónde está la diversión en intentar una y otra y otra y otra vez el mismo combate hasta que conseguimos ganar? Esas dos horas (por ejemplo) que hemos gastado en hacer lo mismo una y otra vez, las podríamos haber usado en ver como continúa la historia, explorar sitios nuevos… o en jugar a otro juego.
Me he encontrado en situaciones en las que me viene un amigo y me dice “pues me estoy pasando el Call of Duty en Veterano”. Y yo me pregunto: ¿si ese juego no tuviera Logros/Trofeos lo jugaría en esa dificultad? Algo me dice que no. Si en un juego tan intenso como el Call of Duty, que se disfruta atravesándolo casi como si de una película se tratara, tenemos que estar disparando al mismo soldado 8 veces, y cruzando el mismo punto otras tantas, deja de ser tan intenso, y se vuelve repetitivo a más no poder. Si tuviera que pasarme el Call of Duty muriendo cada 2 por 3, acabaría asqueado. ¿Quieres jugar a Call of Duty o a cualquier otro juego en máxima dificultad? Está bien, pero en lo que tú te pasas un simple shooter posiblemente yo me pase 4, o qué coño, me paso el Oblivion.El caso de los juegos con historia es peor, claro. Las aventuras gráficas, que suelen ser juegos centrados en la historia, se pueden ver perjudicadas por momentos de no saber qué hacer. Ojo, que no estoy hablando de quedarnos atascados en cosas de pensar, llamémoslo “puzzles lógicos”. Estoy hablando de quedarnos atascados por gilipolleces, como pueda ser un puzzle sin ningún sentido, tener que combinar objetos al tuntún, o luchar contra un enemigo más dopado que Messi tras pasar por la consulta de Hojo.
Con la enorme lista de videojuegos, películas y libros que tengo por delante, lo último que quiero al jugar a un videojuego es no poder avanzar por una dificultad mal implementada. Antes, cuando un juego me valía para jugar todo el mes, me daba igual. Tenía paciencia, intentaba lo mismo una y otra vez, hasta el punto de estar, por ejemplo, 3 meses atascado en una zona de Broken Sword. Ahora es estar 20 minutos sin saber qué hacer, o morir un par de veces en un combate, para quitarme todas las ganas de jugar. Cuando juego a una aventura gráfica que no me acaba de llenar, uso guía a la menor ocasión. He estado a punto de abandonar el Alundra por un par de puzzles lamentablemente implementados. Puzzles donde sí sabes lo que tienes que hacer pero que lo hacen tan difícil que si no fuera porque me aseguré con una guía habría acabado por pensar que no había que hacer eso y habría intentado otras cosas (con lo cual podría no haberme pasado el juego nunca).
La dificultad de un juego tendría que ser mayor solo en los elementos opcionales: mazmorras y jefes ocultos, etcétera. Así la historia principal no se vería interrumpida por grandes periodos de tiempo (o eternamente si no somos capaces) debido a la dificultad de un punto determinado.
Obviamente lo mejor es que un juego tenga una dificultad intermedia, que suponga un reto pero que sea algo que con esfuerzo y habilidad consigamos pasarnos sin perder mucho tiempo. Pero, de no ser así, siempre preferiré los juegos fáciles. Prefiero sacrificar el reto antes que la diversión.
Estoy bastante de acuerdo con el artículo. ¿Vosotros qué opináis?