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Que la mente del actor Shia LaBeouf pasa por momentos complicados es algo que ya sabíamos desde que trabajó con Lars von Trier y su momento de “meltdown” personal con la acusación de plagio de un cómic de Dan Clowes, pero la gira promocional de Corazones de acero –sí, ese sigue siendo el título español de Fury, la película de tanques de David Ayer– ha revelado nuevos e inquietantes detalles sobre su transformación de chico Spielberg en actor del método completamente pinzado.
El actor Logan Lerman (Noé, Las ventajas de ser un marginado), que interpreta al recluta novato de la tripulación del tanque comandado por Brad Pitt en la película, comentó recientemente para GQ una anécdota del rodaje de la película que muestra hasta qué punto LaBeouf estaba metido en el papel:
“Estábamos en maquillaje y le estaban poniendo las marcas de los cortes a Shia, y dije: ‘Sí, sí, queda muy bien’; y entonces Shia se puso en plan: ‘No, no parece real’.
En ese momento salió al pasillo y me dijo, ‘Eh, tío, ¿quieres ver algo divertido? Mira esto…’ y sacó un cuchillo y empezó a cortarse la cara. Y durante todo el tiempo que duró el rodaje de la película continuó abriéndose los cortes de la cara; es todo real”.
Y, en efecto, no es coña, porque la continua rutina de LaBeouf abriendo los cortes para mostrar heridas de guerra ha hecho que las cicatrices se le queden ya de por vida. En esta foto, tomada este verano, se pueden apreciar al detalle las marcas.
La cosa no queda no solo ahí, ya que también se cuenta que LaBeouf decidió no ducharse durante todo el rodaje para meterse más aún en el papel de soldado en tiempo de guerra y, además de las cicatrices, el actor también se quitó uno de sus dientes. En su paso por el programa de Jimmy Kimmel comenta la jugada, quizá exagerando con el hecho de que el trabajo bucal no se lo hizo un profesional cualificado, pero el caso es que se sacó un piño para aparentar más la fachada de soldado cascado por el combate.
La dedicación de LaBeouf al papel –y vistas las críticas, cabe reseñar que su interpretación se marca entre lo mejor de la película– no se quedó solo en el aspecto físico, sino que también se metió completamente en la mente de un operario de tanque. LaBeouf aprendió a manejar la torreta del vehículo a nivel experto e insistió en permanecer ahí durante todo el rodaje, incluso en los momentos en los que su presencia no era requerida y se podía haber sustituido por un doble de imagen. Brad Pitt, en otra entrevista, alaba su impresionante compromiso y nombra a LaBeouf como “uno de los mejores actores” con los que ha trabajado.
La entrevista con Jimmy Kimmel nos dejó otra perla, con el detallado relato de su arresto este verano a la salida de un teatro Studio 54 por alteración del orden público. El tío es bueno, y sabe cómo contar una historia: copazos de whisky, vagabundos, un partido de la Copa del Mundo con Lituania, bailarinas de cabaret, su paso por comisaría, transformación en Hannibal Lecter… hay un poco de todo.
Se le va señores, se le va mucho
